Espiritual

La competencia espiritual habla de la capacidad para hacerse preguntas, así como para encontrar respuestas, para asombrarse y comprometerse con la realidad del mundo en el que vivimos, incluyendo un compromiso con la dimensión trascendente. Además, es la capacidad para compartir con otros la propia experiencia espiritual, sintiéndose miembro activo del grupo con el cual se identifica y junto al que manifiesta su religiosidad.
La experiencia espiritual no es una experiencia más, sino la experiencia que vertebra y fundamenta a las demás. Se expresa en una profunda aspiración a una visión global de la vida y de la realidad, visión que integra todos los saberes, los trasciende y da sentido a la existencia.
Esta competencia debe concebirse como un conjunto de actividades que susciten y despierten el sentir espiritual. Aprender implica un deseo, un proyecto. Lo espiritual tiene un carácter dinámico, de camino, de búsqueda, de interrogante infinito. Más importante que la respuesta es la propia pregunta, tan importante como el camino es el caminar.
En nuestro Centro desarrollamos la competencia espiritual mediante el conocimiento de los valores cristianos expresados a través del carisma de Santa Bonifacia. Con sus palabras, sus acciones y su vida, Bonifacia nos mostró un estilo de vivir hoy “Nazaret”.
Todo el profesorado de nuestro centro desarrolla y trabaja en sus respectivas materias la competencia espiritual.