Continuando con el proyecto de patrimonio y ciudad que se viene desarrollando desde hace varios cursos en el colegio, el alumnado de 2º de ESO profundizó en el conocimiento de la Catedral de Ourense. Para ello contamos con la colaboración de uno de los mejores expertos en la materia como es Jesús Manuel García Díaz, periodista especializado en patrimonio y autor de la tesis sobre la Plaza de San Martiño y que cuenta con innumerables artículos y publicaciones además de una amplia experiencia en las visitas guiadas a la Sede Auriense.
La Catedral, sin duda, es uno de esos lugares donde podemos afinar los sentidos. Escuchar los sonidos de las campanas, la música del órgano, el eco de las voces en su interior, el sonido de las pisadas y el canto en la liturgia. El olor de las velas, del incienso o las flores. La vista, con sus dimensiones hacia el cimborrio, el magnífico Pórtico del Paraíso, los colores, marcas de cantero, relieves y frescos. También el tacto sobre las frías piedras, la rejería o la madera del coro.
Patrimonio y ciudad al servicio de la educación.
Desde unha perspectiva histórica abordamos esta segunda fase del proyecto "Abriendo Puertas 2015". En una primera etapa recorrimos la cerca y las puertas medievales de la ciudad. En esta segunda fase nos acercamos a una de sus construcciones significativas. La Catedral es uno de esos elementos simbólicos que caracterizan Ourense, pero nos dimos cuenta de que seguía siendo una gran desconocida. Para dar solución a esto, partimos de un estudio previo con materiales propios que nos ayudó a conocerla y también sirvió para preparar la visita a nuestras aulas de un experto en la materia como es Jesús Manuel García Díaz. Descubrimos qué es una catedral, la evolución histórica de las plantas, el simbolismo, las fases constructivas, los diferentes estilos artísticos, los avatares que sufrió a lo largo de la historia y algunos secretos que seguramente nuestro alumnado no olvidará. Dos jornadas teóricas en el aula y una visita guiada culminaron esta fase del proyecto.
La Catedral, sin duda, es uno de esos lugares donde podemos afinar los sentidos. Escuchar los sonidos de las campanas, la música del órgano, el eco de las voces en su interior, el sonido de las pisadas y el canto en la liturgia. El olor de las velas, del incienso o las flores. La vista, con sus dimensiones hacia el cimborrio, el magnífico Pórtico del Paraíso, los colores, marcas de cantero, relieves y frescos. También el tacto sobre las frías piedras, la rejería o la madera del coro.
Patrimonio y ciudad al servicio de la educación.
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